Descripción
Ocho de enero es una novela costumbrista, en la que el autor, utilizando un lenguaje muy preciso y rico en términos del entorno agrícola, nos muestra su visión de una sociedad en la que los personajes que forman parte de ella, aparecen bien caracterizados, expresando su forma de pensar y vivir, cada uno según su propia circunstancia. Uno de esos personajes es el narrador, cuyas raíces pertenecen a esa sociedad rural, cerrada y todavía anclada en un pasado, en la que el valor fundamental es la posición social de la familia, basada en la posesión de las tierras. En esa sociedad clasista, cada individuo tiene un marco de actuación y pensamiento determinado por su pertenencia a una u otra clase, siendo muy mal aceptado intentar transgredir esa norma.
El autor narra de manera idealista y poética los paisajes, las costumbres, las faenas agrícolas que culminan con la recogida de la aceituna, todo aquello que es el trabajo y la vida de esa sociedad. En cambio, los personajes son descritos con frialdad, analizando su forma de proceder con una visión crítica e indagando sobre sus motivaciones y pensamientos. El contraste entre la visión idealizada del entorno y la cruda realidad de la vida diaria es la dura evidencia de la sociedad rural que queda plasmada en ese retablo tremendista que es la novela.
Francisco Casas Delgado nació en Torreblascopedro (Jaén) en 1948. Es autor de la trilogía narrativa Tierra de olivar donde describe los paisajes, las costumbres y la realidad social de una tierra mítica situada entre los ríos Guadalquivir y Guadalimar de cuya unión toma el nombre de Virimar. Esta trilogía la forman tres novelas, Ocho de enero, Las campanas de Virimar y La ira del ciego. Además, ha publicado otras dos novelas tituladas El oscuro mundo de Epifanio Blanco y Soliloquio fugitivo. También es autor de dos obras de carácter gastronómico. La primera es un libro de recetas titulada La cocina andaluza Guadalquivir arriba. Charlas y recetas. La segunda es un relato de las andanzas y vivencias de un cocinero famoso titulado Don Picoco de los Cerros, en la que establece una correlación entre la cocina de El Quijote y la cocina del Alto Guadalquivir.