Descripción
El corcho se arranca de la piel del centenario alcornoque. Un arriero con sus mulos espera para transportarlo. En el mar las redes de pescadores no cesan de capturar piezas que irán a nuestras mesas. Mientras que en zonas de regadío o de secano manos expertas sacan de la tierra los frutos con los que alimentarnos. Son ejemplos de los usos ligados a los espacios naturales de Andalucía. Una región que cuenta con el patrimonio natural más extenso de Europa y en el que se ha aprendido, a lo largo de los años, que no es posible el desarrollo sin la conservación, ni la conservación sin el desarrollo.
Este libro de fotografías es un bello recorrido por los usos tradicionales de los espacios naturales de Andalucía. Actividades ligadas a los hombres y mujeres que dan forma a pueblos y comarcas, que supieron encontrar en el capital natural los recursos necesarios para vivir, para crecer y para configurar las historias, vivencias y tradiciones que hacen única a esa tierra de sabor a aceite, a uvas, a chacina; con música de cencerros y campanillas; con aromas a jaras, romero y aguardiente o con texturas de sal y barro.
Y es que tras las imágenes hay vida. Y así lo atestiguan los saberes y recuerdos compartidos de pescadores, pastores, artesanos, ganaderos, arrieros y cazadores… entre otros. Y que sabe reflejar en sus palabras el escritor Juan José Díaz Trillo: «vida es lo que nos trae el libro de María, sus fotos entrañadas en la pasión de ella misma porque sí, como el luto largo de los pueblos o la súbita alegría con la que se reza o canta, se dice o calla en las sierras de la bética o subbética que rodean al río donde a vivir venimos. Dos siglos de empeño en la mudanza, en la urbe o su extrarradio, no han borrado la poderosa presencia del oficio de vivir».
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